A tres dias de celebrar 11 años de nuestro matrimonio, finalmente pongo el cuento de loco, un poco largo... espero que sepan perdonarme!!!!!!!!!!!!!
Nos fuimos de Luna de Miel a la Colonia Tovar…. La pasamos rico hasta que decidimos ir al Junquito a comer y me cayó tan mal la comida que estuve toda la noche y parte del día siguiente vomitando, como sería que Juancho me comparó con una manguera de jardín….! Mientras yo trataba de descansar durante el día, Juancho quiso salir a caminar, tomar aire y comprar algo de comer y de leer. Yo le pedí que no lo hiciera, que no me dejara sola, así que pidió servicio al cuarto y le toco leerse las paginas amarillas, que era el único “libro” que había en la habitación…..pobrecito!!! Luego de esto, juré que nunca más iría a comer al Junquito entre semana, amén de todos los comentarios de la gente del hotel… y tanto ha sido que no hemos regresado desde esa vez…. Una vez recuperadas mis fuerzas, salimos a pasear y comer todas las cosas exquisitas de la zona hasta que nos llego el momento de prepararnos para regresar a Caracas al día siguiente.
Aquí debo hacer un alto para acotar que para la fecha, había una canción de moda que Juancho tenia pegada y era de ese tipo de canciones que van incorporando eventos a la letra y si la memoria de Juancho no falla, iba más o menos así:
Hay un hoyo, hay un hoyo, hay un hoyo a la orilla del mar,
Hay un palo, hay un palo, hay un palo clavado en el hoyo a la orilla del mar
y así continúa hasta que llega a una parte que dice:
Hay un loco, hay un loco, hay un loco acechando a la chica sentada en la rama del palo clavado en el hoyo a la orilla del mar… y el loco soy yoooooo!
Una vez aclarado esto, prosigo.
Esa noche, nos acostamos y de madrugada entre 4 y 5 am, nos despertamos cuando sentimos ruidos extraños en la habitación vecina (que sabíamos que estaba vacía porque éramos los únicos huéspedes del hotel) y muchos pasos en el pasillo. Seguido a eso, escuchamos que nos tocan la puerta de nuestro balcón y Juancho se levanta de la cama para abrir, luego de haber discutido brevemente la “conveniencia” de abrir a esa hora la puerta a “alguien”. Vale la pena destacar que debido al bruxismo de Juancho, su odontóloga lo mandó a dormir con una férula de boxeador. Por supuesto, al abrir la puerta, un hombre, que luego supimos que era uno de los dueños del hotel, nos dijo que había entrado un loco y que no le abriéramos la puerta a nadie hasta que ellos nos avisaran…. Le dije a juancho que recogiera las toallas que habíamos dejado secando afuera y el con férula en la boca le dijo al tipo “ffforfaffforffefffasafffasfffoafffas”. Evidentemente el tipo no le entendió nada y Juancho repitió infructuosamente lo mismo hasta que a la cuarta vez, se saco la férula de la boca y le dijo POR FAVOR, ME PASAS LAS TOALLAS? Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja….
En fin, luego vino de nuevo a acostarse y desde la cama escuchábamos las carreras y los murmullos de la gente en el pasillo y Juancho aprovechaba de cantar su canción y de manera muy jocosa le ponía mayor énfasis a la parte del loco soy yoooooo…. Luego escuchamos “las gloriosas notas del himno nacional” entonadas por el dichoso loco y nos quedamos dormidos…
Nos despertamos como a las 8 am, nos arreglamos, salimos a desayunar… en el comedor, nos enteramos por los chicos del hotel, que el loco había entrado a la habitación contigua a la nuestra y la dejo hecha un asco, porque aparentemente se había cortado un pie y llenó todo de sangre, mientras brincaba sobre las camas y partía todos los espejos de la habitación. Además supimos que venia de Maracay, que se había fugado de un centro donde estaba recluido, que vino manejando y dejo el carro botado por la carretera y llego a pie al hotel (donde se presume que se corto el pie), que ya habían llamado a su familia y que había costado un poco agarrarlo porque su comportamiento era súper agresivo y tuvieron que sujetarlo entre cuatro.
Luego de agotar todos los chismes al respecto, terminamos de empacar y fuimos a la recepción a cerrar la cuenta. En ese momento, entra el dueño del hotel contando que el loco había dañado un carro que estaba en el estacionamiento y que había quedado como una lata de sardinas, porque el loco se guindo del capot, lo doblo hacia arriba y lo dejo con el motor destapado. Evidentemente ya a esta altura no nos extrañaba nada y antes que empezara a llover, Juancho fue a buscar el carro para montar el equipaje mientras yo esperaba en la recepción. Al poco rato regreso muy pálido y me dijo casi sin voz que el carro que parecía una lata de sardinas era el de nosotros (un Hobby Del Rey) y además el loco le había dañado los limpiaparabrisas porque también se había guindado de ellos y los había doblado hacia arriba!!!!!!!!!
Aquí ya la cosa no daba tanta risa y Juancho había dejado de cantar “el loco soy yoooooo!”. Yo no sabía si reír o llorar….lo cierto es que cuando el dueño del hotel se enteró, nos dijo que no nos preocupáramos, que su hermano era dueño de un taller y nos iba a arreglar el carro para que nos pudiéramos ir.
Creímos que sólo era cuestión de latonería, de enderezar el capot y los limpiaparabrisas, pero la cosa era más complicada porque hubo daños en el motor. El mecánico no tenia los repuestos y no había manera de conseguirlos… total que nos enteramos que el carro que había quedado abandonado por el loco era igual que el de nosotros (ahora entendimos la arremetida del loco confundido de carro por haberlo dejado botado en el monte) y pensamos que como había sido el quien lo había dañado, quien mejor que el para proveernos los repuestos? Juancho no quería hacer eso sin autorización y cuando el dueño del hotel llamo a la hermana del loco, que venia en camino a buscarlo, ella le dijo que no se nos ocurriera desvalijarle el carro porque nos iba a demandar!!!! Que tal??? Así estuvimos un buen rato, hasta que nos dejamos de tonterías, buscamos los repuestos en el carro, el mecánico los puso y nos vinimos a Caracas.
Ese fue el ultimo día que Juancho cantó la canción del loco hasta el día de hoy que rememoro la letra de la canción………jejejeje
